Que los procesos relacionados con el Foro Social Mundial (FSM) siempre fueron complejos y con profundas divergencias entre las diferentes corrientes políticas y los actores implicados es conocido por todas y todos. Este hecho no debe sorprender a nadie. No resulta fácil tratar de organizar a nivel internacional una acción conjunta de las luchas de la clase trabajadora, sumándose a todas las demás luchas sociales por la libertad, la democracia, los derechos humanos, los derechos de las mujeres, los derechos del pueblo negro, la libertad religiosa, los derechos de la infancia, de los jóvenes, los adolescentes y los ancianos, por la libre organización de los pueblos, la protección del medio ambiente y por tantas otras agendas que necesitarían dos páginas de estas enteras. Particularmente, es muy complicado articular estas luchas y estos actores en una misma estrategia anticapitalista, proponiendo un nuevo orden de las cosas sintetizado en la idea de otro mundo posible, urgente y necesario.

Es un esfuerzo complejo, de difícil realización, y se debe tener la paciencia y la tolerancia necesarias para comprender los tiempos y movimientos de cada proceso, de cada actor, de cada movimiento. Desde su nacimiento, el FSM ha sufrido ataques por parte de los que pidieron su muerte. Me acuerdo de la preparación del FSM 2009 en Belén; de los textos, documentos y mensajes que proclamaban que sería la última edición. Curiosamente, muchos de ellos todavía hoy planean su entierro.

Mauri Cruz
Abogado, profesor de posgrado en derecho a la ciudad, movilidad urbana y gestión de OSC, dirigente nacional de la Abong (Associação Brasileira de Organizações não Governamentais), activo en el Comité Local de Apoyo al FSM en Porto Alegre.