La Campaña por la Paz y la Democracia trabaja por el establecimiento de una nueva política exterior estadounidense, progresista y no militar, que fomente la democracia y la justicia social promoviendo la solidaridad con los activistas y movimientos progresistas de todo el mundo. Esta campaña se opone a la política exterior actual de los Estados Unidos, que se basa en la dominación, el militarismo, el miedo a las luchas populares, la aplicación de una economía mundial injusta y cruel, y el apoyo persistente a los regímenes autoritarios (a pesar de la retórica democrática).
Fundada en 1982, la Campaña por la Paz y la Democracia se opuso a la Guerra Fría llamando a la "distensión desde abajo". Involucró a activistas pacifistas occidentales en la defensa de los derechos de los disidentes democráticos en la Unión Soviética y Europa Oriental, y reclutó a activistas de derechos humanos del Bloque Oriental contra las políticas antidemocráticas de los Estados Unidos en países como Nicaragua y Chile. Hoy día, muchos estadounidenses son cada vez más conscientes de que la política exterior de los Estados Unidos, especialmente la llamada guerra contra el terrorismo, sólo ofrece la perspectiva de una militarización sin fin y de hecho sirve para reforzar la dictadura, el fundamentalismo político y el terrorismo en todo el mundo. También consideran que el fortalecimiento de un estado de seguridad nacional basado en el secreto, la vigilancia, las "listas de muerte" y la detención indefinida es una amenaza mortal para la democracia. Millones de personas también se dan cuenta de que el gran presupuesto militar del país lo priva de programas sociales esenciales.