Del 17 de octubre al 20 de noviembre, una comitiva de líderes indígenas visitará 12 países europeos para denunciar las graves violaciones contra los pueblos indígenas y el medio ambiente en Brasil desde la toma de posesión del presidente Jair Bolsonaro en enero de este año.
Realizada por la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil - APIB, en asociación con organizaciones de la sociedad civil, la campaña “Sangue indigena: nenhuma gota a mais” tendrá el objetivo de presionar al gobierno brasileño y a las empresas del agronegocio para que cumplan los acuerdos internacionales sobre cambios climáticos y derechos humanos de los que Brasil es signatario - como el Acuerdo de París, la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que garantiza consulta libre, previa e informada, la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas, la Declaración de Nueva York, entre otros.
La comitiva, compuesta por Sonia Guajajara, Nara Baré, Alberto Terena, Angela Kaxuyana, Celia Xakriabá, Dinaman Tuxá, Elizeu Guarani Kaiowá y Kretã Kaingang, buscará espacios importantes de diálogo y acciones de impacto político con la opinión pública europea para atraer la atención del mundo hacia el grave momento que vive Brasil y también para informar a las autoridades y a la opinión pública sobre el origen de los productos brasileños que se producen en zonas de conflictos o en tierras indígenas. Según los líderes, el viaje será una campaña de diálogo, presión, denuncia, divulgación y concienciación de la sociedad europea sobre el contexto que los pueblos indígenas viven hoy en Brasil, una realidad que amenaza la supervivencia de los pueblos de la selva y la vida del planeta.
El viaje comenzará en el Vaticano, con la presencia de los líderes en el Sínodo de los Obispos para la Amazonia, inaugurado el último día 6 por el Papa Francisco, quien pidió respeto por la cultura indígena y rechazó las “colonizaciones ideológicas” destructivas o reductoras. Luego, los líderes van a Italia, Alemania, Suecia, Noruega, Holanda, Bélgica, Suiza, Francia, Portugal, Reino Unido y España. Están previstas reuniones con autoridades y líderes políticos, diputados del Parlamento Europeo y de los sectores verdes, alto comisionado de organismos de cooperación internacional, empresarios, tribunales internacionales, activistas, ambientalistas y artistas.
En abril de este año, datos de un informe de APIB, producido en asociación con Amazon Watch, mostraron cómo empresas europeas y estadounidenses, como bancos, madereras y fabricantes de accesorios, financian la devastación de Amazonia. Se analizaron empresas brasileñas multadas por delitos ambientales en Amazonia desde 2017 y se identificó una serie de intereses comerciales de los países del norte con respecto a ellas. Hay informes de empresas que actúan en zonas de conflicto y extraen recursos de territorios indígenas.
Datos preliminares publicados en septiembre por el Consejo Indigenista Misionario (Cimi) indican que las invasiones a territorios indígenas crecieron rápidamente en 2019. Solo de enero a septiembre de este año, fueron 160 invasiones en 153 tierras indígenas contra 111 casos de este tipo en 76 territorios en 2018. Con tres meses para el cierre de 2019, ya hay un aumento de un 44% en total de ataques y de un 101% en total de las tierras afectadas.
Otro informe reciente, publicado por la Human Rights Watch, mostró cómo una acción de redes criminales impulsa la deforestación y las quemas en Amazonia, comprobando que la reducción de la inspección ambiental incentiva la extracción ilegal de madera y resulta en mayor presión sobre los pueblos de la selva, que sufren represalias cada vez más violentas al defender sus territorios.
En agosto, el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sugirió como soluciones a la crisis climática, reconocer el papel de los pueblos indígenas como guardianes forestales, ya que sus conocimientos y prácticas son contribuciones importantes para la resiliencia climática.
Para APIB, el momento para ampliar la visibilidad de estos hechos a través de una campaña de articulación y comunicación en el extranjero es ahora, porque el genocidio de los pueblos indígenas en Brasil es real y ellos necesitan unir fuerzas y aliados para esta batalla por la vida.
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