La guerra de Ucrania y los retos de los movimientos antiglobalización occidentales

, por  Ronald Cameron

Desde febrero, la guerra en Ucrania ha hecho correr mucha tinta y por desgracia, mucha sangre. Las imágenes de Ucrania circulan constantemente en los medios de comunicación y en las redes sociales. La izquierda no es la excepción, hay muchos artículos de opinión, que a menudo se repiten y a veces se responden entre sí. En particular, los militantes de la izquierda del Este Europeo han publicado varias cartas abiertas y llamados a la izquierda occidental para que se mantenga unida contra el imperialismo ruso. En vísperas de una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) en la ciudad de México del 1 al 6 de mayo nos preguntamos: ¿cuál es el futuro del altermundismo y de los movimientos que lo han apoyado? Como movimiento antisistémico, debemos comenzar por reconocer que el foro se desarrolló fuera de los países bajo la influencia de la URSS y que están igualmente cuestionados por estas convocatorias.

No podremos revisar todos los puntos de vista que se expresan en las diferentes dimensiones del diálogo entre las izquierdas del planeta. Sin embargo, queremos cuestionar la perspectiva altermundista e identificar el impacto de este conflicto en las principales preocupaciones de este movimiento. Como menciona Pierre Khalfa (2022), los movimientos sociales y políticos altermundistas deben "al mismo tiempo, evitar el simplismo binario, la ineficacia de las simples proclamaciones de principios abstractos y el oportunismo en nombre del realismo".


¿Es posible otro mundo?


Desde la voluntad de proponer "otro mundo" se definió el enfoque altermundista a mediados de la década que siguió a la caída del Muro de Berlín. Las élites occidentales aprovecharon este acontecimiento para celebrar su victoria sobre el "socialismo". En ese momento, el desafío a la globalización neoliberal incluía las políticas de ajuste estructural del Banco Mundial, los acuerdos de libre comercio y en 2011 en particular, la creciente desigualdad a través del movimiento “Occupy”. El enfoque altermundista se ha desarrollado así en oposición al proyecto de globalización del capital occidental, instrumentalizando y sometiendo al "Sur Global" a sus políticas. El leitmotiv de los foros sociales mundiales es que "otro mundo es posible" como alternativa al sistema.



Es cierto que el "otro mundo" deseado por los altermundistas también era diferente del modelo de socialismo que acababa de colapsar. La perspectiva altermundista es la de una sociedad más democrática y participativa, preocupada por las necesidades y aspiraciones sociales. Un laborioso inventario del imaginario popular estaba a la orden del día, para alimentar un proyecto basado en las experiencias populares del bien común. Para muchos, se trataba de refundar la idea original del socialismo como sociedad igualitaria.


La propuesta altermundista se definió así como una respuesta anti-sistémica frente al capitalismo triunfante, porque el colapso del bloque del Este confirmó la desaparición de la amenaza que suponía el proyecto socialista como alternativa al capitalismo a principios del siglo pasado. Por supuesto, el proyecto revolucionario de la época hacía tiempo que había dejado de sacudir a las clases dominantes occidentales. Sin embargo, ante el significado histórico de los acontecimientos, el capital occidental no dejó de aprovechar el colapso del bloque socialista como su victoria para hacer retroceder la amenaza de la transformación social, proclamando "el fin de la historia" con el fin de la Guerra Fría.



Al final, el movimiento antiglobalización se definió principalmente como oposición a la globalización neoliberal, a pesar de la esperanza de expresar un proyecto global alternativo basado en la solidaridad. La mayoría de las corrientes de la izquierda occidental han reivindicado el altermundismo como movimiento antisistémico y han priorizado la lucha contra la globalización neoliberal. En el Sur global se escuchó esta idea, especialmente en América Latina. Lo que no paso de igual manera en Europa del Este. El posible Nuevo Mundo no aparecía como una respuesta a los intereses de las poblaciones de Europa del Este, atrapadas entre regímenes con libertades asfixiadas y el atractivo de la sociedad liberal que prometía un crecimiento sin fin.

La llamada de la izquierda postsoviética


La invasión militar Rusa a Ucrania es un brutal recordatorio para la izquierda altermundista occidental de la necesidad de revisar sus referencias estratégicas. En otras palabras, estos acontecimientos le obligan a cuestionar su postura, para tener en cuenta todas las realidades de la coyuntura internacional. En esta perspectiva, es fundamental escuchar el llamado de la izquierda "postsoviética", de la generación que no vivió la Guerra Fría y que creció tras la caída de los regímenes soviéticos en Europa Occidental.



En Occidente circularon varios llamados. Muchas de las cartas abiertas procedían de Ucrania, por razones obvias. Son correspondencias de los movimientos de izquierda que se oponen a sus clases dirigentes, que a su vez están dominadas por los que gobiernan en Rusia. En Ucrania, algunos de los más destacados columnistas del sitio “Commons” han publicado comunicados dirigidos principalmente a esa fracción de la "izquierda occidental", preocupada por combatir únicamente la supremacía estadounidense en el planeta. El imperialismo estadounidense es ciertamente la principal potencia imperialista del capitalismo occidental, pero ya no es la misma potencia que dominaba el planeta durante la Guerra Fría.


Los llamados de la izquierda postsoviética piden a la izquierda occidental que se aleje de la idea de que la hegemonía estadounidense sigue dando forma al mundo. Nos dicen que reconozcamos el "declive del imperio americano": Estados Unidos "ya no puede imponer sus normas mediante su poder militar, así mismo, su influencia económica está disminuyendo". De esta manera y según el comunicado de Volodymyr Artiukh (2022), ellos reprochan a la izquierda occidental, que ven la entrada de las tropas rusas en Ucrania como resultado de "la agresión de la OTAN en Ucrania", pero son "incapaces de ver la agresión rusa".



¿Qué internacionalismo ante la guerra de Ucrania?


La izquierda occidental, incluidos los movimientos antiglobalización, debe escuchar el llamado de la joven izquierda postsoviética. ¿Es ciego ante el "tigre imperialista"? Ciertamente tiene puntos ciegos. Sin embargo, repudiar la agresión rusa contra Ucrania, pedir el fin de estas hostilidades y afirmar la voluntad de respetar el derecho del pueblo ucraniano a la autodeterminación son consideraciones esenciales para cualquier posición de solidaridad internacional e internacionalismo en el cambiante mundo actual. El principio de que un pueblo no puede ser libre si oprime a otro es un fundamento de la perspectiva altermundista.


Además, no se trata de estar ciego ante el papel de la OTAN. Es el brazo armado del bloque imperialista occidental, que pretende hacer hegemónico un modelo económico del capitalismo contemporáneo. Sin embargo, al igual que MacArthur, hay que preguntarse por qué no se desmanteló en los años 90, cuando terminó la Guerra Fría. El mero hecho de que esta alianza siga en pie demuestra la ambición del bloque occidental por proteger e incluso reforzar su voluntad de mantener su hegemonía en el planeta. Por otro lado, también es importante recordar los crímenes de Occidente. Sin embargo, afirmar que la guerra en Ucrania puede explicarse por la acción de la OTAN es un error. Se niega a tener en cuenta las nuevas realidades de un mundo marcado por la recomposición del sistema hegemónico global.


La izquierda occidental debe alejarse de la idea de que la OTAN es la causa principal de la agresión rusa. Una visión verdaderamente internacional debe tener en cuenta la confrontación de bloques de poder de geometría variable, pero que son interdependientes. El campismo de la izquierda occidental, que reduce la complejidad de la situación a la sola oposición a su clase dominante occidental, vacía la carga humanista y pacifista de la solidaridad internacional y del internacionalismo. Durante la Guerra Fría, tomó la forma de una defensa ciega de la patria del socialismo. Hoy se niega a considerar los monstruos que resurgen de los puntos de inflexión de la historia.


La actualidad del altermundismo


El altermundismo sigue siendo una perspectiva relevante para la izquierda occidental, como demuestra el resurgimiento del eslogan "Otro mundo es posible" como uno de los propuestos al final de la campaña de Jean-Luc Mélenchon en Francia. Sin embargo, los movimientos que siguen la lucha altermundista en la acción, no están necesariamente presentes en eventos más tradicionales como el Foro Social Mundial. A menudo organizan una resistencia anti-sistema en respuesta a las nuevas realidades políticas y sociales.


Por ejemplo, puede que el movimiento de la Marcha Mundial ya no tenga la misma resonancia, pero sigue teniendo influencia. Y los movimientos feministas se desarrollan de forma diferente y mantienen la presión contra la violencia hacia las mujeres desde el “Me Too”. Los movimientos antirracistas y descoloniales se están fortaleciendo en la mayoría de los países occidentales y especialmente en Estados Unidos con el movimiento Black Lives Matter. La guerra en Europa ha empujado a la izquierda europea a organizarse transnacionalmente en la Red Europea de Solidaridad con Ucrania y Contra la Guerra.


Además, tras las manifestaciones de oposición a la COP 26, las movilizaciones han venido reanudando con el levantamiento de las medidas sanitarias. La red internacional del Acuerdo de Glasgow/ Peoples Climate Commitment- han lanzado un nuevo movimiento Occupy for Climate. Allí hacen un llamado a los jóvenes de todo el mundo para que ocupen colegios y universidades este otoño y exijan el fin de los combustibles fósiles. "End Fossil Now-Occupy for Climate" (Acabar con los combustibles fósiles ya). Y pongan en marcha los movimientos para la reactivación de los “Viernes por el Futuro” de Greta Thunberg.



La reunión mexicana de 2022


Sin embargo, los encuentros altermundistas más tradicionales no están el camino de estas redes. Aunque muchas redes mexicanas se agrupan en un comité de facilitación, no encontramos las alianzas que vimos en Montreal y en los FSM en general. Algunos sectores aún se niegan a participar, como el movimiento zapatista en Yucatán. Las divisiones internas en el Consejo Internacional sobre el futuro del FSM, junto con los obstáculos creados por la pandemia, incluidos los viajes internacionales, están contribuyendo a reducir el interés por participar en el FSM 2022.


Para remediarlo, no es necesario que la organización del Foro Social Mundial se convierta en la vaguardia del movimiento social para apoyar la relevancia del altermundismo. Se necesita partir de uno de los pilares de los movimientos del FSM, el de la educación popular y de Paulo Freire, el trabajo de educación política en una perspectiva de concienciación y de movilización es esencial para demostrar la actualidad del altermundismo.


Sí, "otro mundo es posible y necesario". Para demostrarlo y hacer creíble este proyecto anti-sistema, los movimientos sociales y más ampliamente el movimiento altermundista, deben responder a los llamamientos de la izquierda postsoviética a formar un bloque con ella. La base de este compromiso es el pacifismo y el desarrollo de una visión democrática opuesta al imperialismo ruso. Así como nos corresponde demostrar los límites de la democracia liberal occidental, como lo demuestran las acciones del gobierno liberal de Justin Trudeau en Canadá, a favor de la explotación petrolera.

Navigation

Siga Intercoll.net

Las redes sociales - RSS