Por una Economía social y solidaria comprometida con la emancipación

, por  Francois Longerinas, Jean Philippe Milesy, Louise Bartlett

Definimos la Enconomía social y solidaria, como el conjunto de empresas colectivas no estatales (en el sentido de las actividades estructuradas para mujeres y hombres comprometidos con un proyecto en común) basadas en la igualdad, la gestión democrática, sin fines de lucro, pero también, según nuestro concepto, comprometidas de manera consciente con un movimiento de transformación social y ecológico.

Economía social y solidaria, economía cooperativa, economía popular…

Existen diferentes nombres alrededor del mundo que se aplican globalmente a las mismas realidades definidas anteriormente, incluso si cubren los contornos, posiciones políticas que no pueden ser reducidas entre sí.

De la India a Québec, de Japón a Italia, la Economía social y solidaria construye respuestas ciudadanas a las necesidades económicas, sociales, ambientales y culturales de las poblaciones y constituye la base de las alternativas democráticas.

A partir del concepto de asociacionismo, la definición comúnmente aceptada del término Economía social ha sido la unión de cooperativas, mutualidades y asociaciones. Estas diversas formas se han desarrollado más o menos en todas las partes del mundo con una posición globalmente dominante para las diversas formas de cooperación.

Pero los avances se han producido: en varios países, la Economía social y solidaria se ha extendido a «fundaciones» (de las que conocemos la heterogeneidad) y al emprendimiento social (del que conocemos las ambigüedades). Es por esto que el propósito de la producción, en torno al interés general, debe generarse con un funcionamiento democrático.

Otros enfoques se han afianzado, especialmente en torno a los comunes (sobre la concepción de Dardot y Laval de los enfoques de la economía comunitaria como defendió Elinor Olstrom) o la autogestión.

Intercoll trabaja para establecer grupos específicos sobre sus dos últimos conceptos, grupos con los que Intercoll Economía social y solidaria debe trabajar necesaria y regularmente.

Historicamente, la Economía social es «hija de la necesidad».

Ésta se ha constituido y progresivamente difundido a partir de las iniciativas ciudadanas colectivas contra un mundo dominado por las violencias liberales y la indiferencia de los Estados hacia ellos.

Paralelamente a las iniciativas de las instituciones solidarias de corrientes filantrópicas, estas iniciativas pragmáticas se han desarrollado con objetivos de solidaridad en ocasiones muy modestos. El primer objetivo de las tontinas en el mundo fue el financiamiento de los funerales; en Francia una de las primeras Sociedades francesas de ayuda mutua se llamaba «El centavo de la mortaja».

Estas iniciativas populares adoptaron formas y luego estatutos, basados en la igualdad, la democracia, la solidaridad y el desinterés. En el siglo XIX, se conocieron los pensadores de la transformación social, incluyendo los «socialistas utópicos» que los «equiparon», aunque nunca definieron una teoría de la Economía social.

En todos los países del mundo, éstas están incorporadas en su movimiento social.

En varios países (Gran Bretaña, Alemania, Italia...) sociedades mututas y cooperativas se encuentran vinculadas de manera formal o informal al partido o sindicato obrero dominante.

Sin embargo en Francia, donde no se ha establecido este vínculo, hay muchos militantes asociativos, cooperativos y mutualistas en la proclamación y obra de la Comuna, en 1870, o la creación de la Bolsa de Trabajo; prefiguraciones del sindicalismo obrero.

Es a través del movimiento social, a nivel internacional, que estas formas dinámicas han establecido vínculos con formas análogas a sus fronteras y más allá.

Estos enfoques, basados en el compromiso de las mujeres y hombres en el seno de sus sociedades, se enfrentaron a las evoluciones y limitaciones de su tiempo. Las instituciones humanas han integrado más o menos su crecimiento y diversificación.

Han atravesado y siguen experimentando fases dinámicas, tendencias hacia la banalización en el entorno capitalista, la institucionalización y una visión productivista de la economía.

Pero al mismo tiempo que las estructuras se alejaban de su pacto, los valores y principios que los habían fundado, o incluso renunciado, otros encontraron las primeras dinámicas.

Queremos participar en la Economía social y solidaria de Intercoll en formas que se mantienen vivas o emergentes, mientras que participamos y la podemos encontrar dentro de las fuerzas sociales en movimiento.

Los Foros Sociales Mundiales, las diversas manifestaciones de la solidaridad internacional, los nuevos enfoques transformadores en torno al tema central de la propiedad colectiva no estatal y los nuevos derechos a ser reconocidos, están en el centro de nuestro enfoque.

No se trata de ignorar el hecho de que manifestaciones institucionales, como el Año internacional de las Cooperativas en 2012 o los Encuentros de Mont-Blanc (Foro internacional de líderes de la ESS) pueden mostrar la convergencia entre las nuevas formas y las formas tradicionales.

Estas convergencias y dinámicas se basan en gran medida en una reflexión política emancipatoria para pensar y equipar, bajo las condiciones de nuestro tiempo, las iniciativas ciudadanas y populares de la ESS; así como se lleva a cabo en el siglo XIX.

Intercoll ESS, al igual que todos los grupos de trabajo de Intercoll, se dedica principalmente al inventario de herramientas digitales de movimientos ESS involucrados en la transformación social y ecológica o capaces de participar. Para esto, buscaremos la identificación y la publicación regular de artículos signficativos de los movimientos en curso, con el fin de construir una vasta red de intercambios alrededor de la ESS para co-construir el pensamiento internacional desde la perspectiva de la emancipación.

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