El mes pasado, un proyecto de ley inicialmente propuesto en el Congreso de los Estados Unidos por líderes demócratas para condenar el antisemitismo, fue sustancialmente enmendado en cuestión de horas, después de una intensa actividad de revisión que lo denunció como inapropiado.
Este proyecto de ley fue redactado con la intención de silenciar a la congresista de Minnesota Ilhan Omar, quien ha sido atacada por denunciar la influencia dominante del Comité Estadounidense de Asuntos Públicos Israelíes (AIPAC) en la política estadounidense y por hablar en favor de la justicia para los palestinos.
Los organizadores populares antirracistas detectaron rápidamente la extrema islamofobia y el racismo detrás de los ataques a Omar - cuya defensa de otras comunidades marginadas no había atraído ninguna ira "progresista" - y estaban indignados por el texto de un proyecto de ley que denunciaba el antisemitismo, pero no por la corriente dominante antiinmigrante, antisemita, antisemita, antimusulmana y antiárabe que se estaba extendiendo por todo el país.
Insistieron, correctamente, que nada de lo que Omar ha dicho o escrito se acerca al antisemitismo. Los ataques contra ella provienen de otro impulso, uno más preocupado por acabar con las críticas a Israel que por proteger a los judíos.
Esto ocurre porque el Partido Demócrata en general, con muy pocas excepciones, así como un gran porcentaje de liberales, están afligidos con PEP. Son progresistas, excepto en relación con Palestina.
La necesidad de denunciar y oponerse a todas las formas de racismo, sexismo, xenofobia, clasismo también debe dirigirse al activismo de los POOPs (Progresistas sólo en relación con Palestina), que necesitan entender que Palestina no es una excepción, y que vincularla a otras luchas no es una dilución, sino un compromiso crítico. También debe dirigirse al gran porcentaje de liberales que sufren de PEP. Son progresistas, excepto en relación con Palestina.
Las luchas interseccionales y la solidaridad dependen de la comprensión de que estamos inmersos en una red mundial, de que la justicia es indivisible y de que si no nos mantenemos unidos más allá de las fronteras arbitrarias del Estado-nación, la religión, la etnia y la sexualidad, entonces somos parte del problema.
