La clase política europea en su conjunto se encuentra en un estado de negación. La polarización entre partidos políticos ideológicamente diferentes tiende a producirse en un círculo cada vez más estrecho de opiniones y soluciones políticas. Existe una clara diferencia entre los partidos que defienden los derechos y los partidos que los atacan (en el caso de la extrema derecha), pero ¿es esto suficiente para distinguir a la izquierda de la derecha? Desde luego, no será suficiente para hacer frente a los dos grandes retos que cuestionan hasta el límite tanto la relación entre la humanidad y la naturaleza (la inminente catástrofe ecológica) como la convivencia humana (la inteligencia artificial). El círculo de lo políticamente posible se ha estrechado y dentro de él la clase política se empuja a sí misma para marcar diferencias que, de hecho, son más retóricas que reales. La negación reside en aceptar este estado de cosas como algo inevitable.
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